lunes, 31 de diciembre de 2007

El año que se nos va

Una frase sobremencionada en estos tiempos es: “Es increíble cómo pasa el tiempo. Ya acabamos el año”. Resulta increíble ver como pasaron tan rápidos los días de este año, y recordar lo que hicimos y dejamos de hacer, es una actividad lúdica, entretenida y reflexiva. Estos días sirven para hacer un balance de todo lo que hicimos en el año que nos deja, y plantearnos nuevos objetivos en el siguiente año. Nos despedimos del año con gratitud y frustración, vemos pasar en la televisión reportajes a cerca de todo lo que sucedió en el año, e inmediatamente genera desazón y hastío.

Verbigracia, a inicios del año era impensable que se produjera la extradición de Fujimori por parte de los jueces chilenos, y hasta se pensaba en una especie de cuartada, de Fujimori, para enfrentar en cuestión de competencias judiciales a los estados peruanos y chilenos, pero esto quedó desmentido al ver, finalmente, resuelto la extradición de Fujimori. Ahora tenemos sentado en el banquillo al ex-presidente esperando sea juzgado con justicia por parte de los jueces encargados. No queremos ver al ex-presidente deshecho, maloliente y carachoso tirado en una esquina de un calabozo conviviendo con ratas, cucarachas, bebiendo agua con pichi; esos ánimos maquiavélicos déjenlos para los desquiciados mentales, el pueblo peruano, sobretodo los afectados directamente, desean que se haga justicia, es decir, que se le impute a Fujimori los casos graves de violación de derechos humanos y que se le condene el tiempo que sea necesario. El mensaje que tiene que salir de este juicio es que la corrupción, el autoritarismo y la violación de las leyes son crímenes que implican una sanción, y que de ninguna manera se va a aceptar que el fin justifique los medios.

Por otro lado, no es bueno recordar la catástrofe de la naturaleza producido hace unos meses en el sur peruano, pero sí es bueno recordar, interpelar e increpar la ineficacia del estado para solucionar este problema, que desde no se qué tiempo se convirtió en un saludo a la bandera. Nos olvidamos, que en Ica, Pisco y Chincha aún siguen en situación denigrante viviendo a la gracia de un loco, subsistiendo y viviendo a cuestas de la economía. Hoy, el hecho se ha reducido a lo mínimo que puede reducirse un acontecimiento: una fecha. Las acciones generalizadas y la preocupación duraron lo que dura una emoción. Aunque, en contraste, es resaltante la labor de solidaridad desplegada desde todos los rincones del país. La palabra “nacionalismo” en estos casos deja de ser una mala palabra, corroída por anacrónicos Humalas, y pone en evidencia el espíritu que compartimos los peruanos contra un hecho de la magnitud de un terremoto.

Otro hecho que nos deja el año que se va es la orgía realizada por los ex-jugadores de la selección peruana y el repudio y hartazgo de la sociedad al ver la sinvergüencería y desfachatez de los mismos para negar lo sucedido. A estas alturas, importa muy poco exactamente los detalles del caso, lo resaltante es que los hechos se cometieron, y que no fue la primera pero si la que atrajo la atención de todos.

En lo que atañe al blog, me dio mucho gusto haber encontrado esporádicos comentarios en los post colgados desde una sucia e insana cabina de internet, porque por lo pronto seguiré escribiendo desde mi casa y luego proceder a colgarlo desde ese espacio recurrente y oportuno que llaman cabinas. En lo personal, quiero hacer una autocrítica del web log. A veces, me censuro la digresión, los largos paréntesis o los circunloquios nimios. Para el siguiente año, prometo un blog más ágil, menos pomposo y más entretenido.

Para finalizar, quiero hacer un brindis –con la espumante copa del optimismo- porque el siguiente año sea un año mejor (Dios mediante), que cumplamos nuestras metas y objetivos, que prescindamos de la mezquindad e intolerancia y que, integralmente, seamos mejores. Salud por eso. Brindo con las personas que conocí este año y las que conocía desde antes (A todos un feliz año): Julissa C., Kathy B., Lisseth N., Frank S., Sandra R., Lucía M., Melisa P., David T., Diana P., Carlos J. (El cangri), Christian J., Karina C., Angeles C., Wilmer C., Amer O., Careli Q., Edison H., Clessy P., Laura C., Daniel C., Jorge K., Christian H., Evelyn D., Jenny A., Otto V., Christian C., Yesica C., Marisabeth J., Herbert H., Giancarlo I., Hector H., Flor R., Mayra C., Alvaro H., Sandra E., Johana L., Richard F., Jorge P., Jessica A., Guisela G., Guisela S., Vanessa V., Jessica V., Juan C., Orlando O., Omar B., Johnatan Y., Analie T., Yisseth B., Verónica Z., Verónica C., Kelly A., Gabriela N., Ericka O., Pablo N., Wendy C., Alex C., Paola A., Paola C., Armando V., Santiago R., Hernán C., Renato C., Alicia B., Javier A., Alonso C., Marco A., Alfredo B., Julio Ramón R., Eddie V., Stone G., Gabriel G., Jaime B., Beto O., Noam C., Gastón A., Mario V., Cesar H., Cecilia V., ….y así a toda mis amigos de la universidad, de atento, del colegio H.B.G., del colegio S.Oliveros, de la calle, de la casa, del baño, de una salida, de una visita, de un viaje, del peaje, de la esquina, de enfrente, de a lado, de ayer, de hoy, de allá, de acá, de ahí, de por ahí, de todos lados. A ellos mis mejores deseos.

Saludos a mi hermano Jordan, que es una mezcla de Mr. Bean, Patricio (Bob esponja) y el chavo. Lo máximo mi hermano.

lunes, 24 de diciembre de 2007

Un Feliz Navidad

Estamos a pocas horas de saludar la navidad con los nuestros, es decir, la llegada del nacimiento del niño Jesús, pero… ¿Qué de cierto tiene esto? Desde cuando se celebra esto. De cuando a dónde comenzó a celebrarse el 25 de diciembre la llegada de Jesucristo. Quizá no sea, yo, el indicado para debatir el tema, puesto que no pertenezco a ninguna orden o dogma religioso, pero que bien caería aclarar este tema.

Mi papá, cristiano ortodoxo (si cabe el término), dice que la navidad no debe celebrarse puesto que la fecha asignada es arbitraria y no guarda ninguna relación con el verdadero nacimiento de Jesús. Así como mi papá hay muchas más órdenes religiosas que desconocen esta fecha como tal, pero pongámonos a pensar. Esta fecha a través del tiempo ha devenido en costumbres autóctonas que la hacen diferentes en distintas partes del mundo, convirtiéndolas en fechas que guardan otros significados implícitos. A menudo escuchamos que la navidad no son regalos, sino es unión. ¿Regalos? Los regalos es una costumbre que según dicen viene de los regalos que fueron obsequiados por los reyes magos al niño Jesús. ¿Unión? Yo creo que si de unión se trata, sobretodo la familiar y de compadres, están los cumpleaños y esa fecha que guarda el rótulo de día de la Familia, que lastimosamente no tengo la fecha exacta, ni inexacta. Entonces, si pensamos en los orígenes de esta fecha que se remonta a las épocas en que Jesucristo nació, y relacionamos con lo que hoy se celebra –la unión familiar y los merecidos regalos – veremos que poca relación son las que guardan. En esta fecha la industria cinematográfica debería producir películas que tengan como eje el nacimiento de Jesús y no la imagen sobremarketeada de Papá Noel. ¿Y quién es este personaje barbón que responde al nombre de Papá Noel? ¿Papá de quién es? Se dice que este pintoresco y mediático personaje tiene sus orígenes en Turquía, y no en Groenlandia, Finlandia ni en Dinamarca, como se discute. Fue en el siglo IV d.C. que el obispo de Myra –que luego se canonizó en San Nicolás-, tuvo su existencia y se habla de sus milagros y derroches humanitarios y altruistas. Posteriormente con el transcurso del tiempo poco a poco se fue convirtiendo en Santa Claus, y Papá Noel para nosotros, quien reparte bondad, alegría y sobretodo regalos para los niños.

En fin, y llegando al final de este post, quiero centrar la idea de que no importa el motivo o causa que dio origen a la navidad, pues la unión, la fraternidad, la solidaridad con los más pobres, el respeto, son valores que nunca van a sobrar y se necesitaría más fechas para que se recuerde que somos humanos y que nuestra existencia debe ser la más solidaria, justa y de amor a los demás. Saludos a mi compadre Robinson allá en Costa Rica, que como no tengo mucho dinero para enviarle un regalo hasta alla, tiene que conformarse con una dedicación: le dedico esa bonita canción de Pedro Suarez “Cuando pienses en volver”. También saludos a mi ex_esposa Alicia Chavez en Indianapolis que no he tenido mucho tiempo este año para conversar con ella pero que el proximo año será otro. Saludos a Cherry. Saludos a todos, a los que no voy a poder saludarlos personalmente, y a los que saludaré extratemporalmente.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Locura

¿Es un loco aquel que transgrede las normas que rige la sociedad? ¿Es loco el que quebranta las normas que la sociedad impone como “de buena conducta”? ¿Se considera un loco a la persona que desea cumplir sus sueños, por muy distintos que estos sean a los demás?

“Verónika decide morir” es un libro sobre la locura y desearía que leyésemos este pequeño fragmento donde Zedka, una interna del manicomio donde llega Verónika (luego de querer suicidarse), comienza una historia poco común. Zedka inicia la historia:

“Un poderoso hechicero, queriendo destruir un reino colocó una poción mágica en un pozo del que todos sus habitantes bebían. Quien tomase aquella agua, se volvería loco. A la mañana siguiente, toda la población bebió y todos enloquecieron, menos el rey, que tenía un pozo privado para él y su familia, donde el hechicero no había conseguido entrar. El monarca, preocupado, intentó controlar a la población ordenando una serie de medidas de seguridad y de salud pública, pero los policías e inspectores habían bebido el agua envenenada, y juzgando absurdas las disposiciones reales, decidieron no respetarlas de manera alguna. Cuando los habitantes de aquel reino se enteraron del contenido de los decretos, quedaron convencidos de que el soberano había enloquecido y por eso disponía cosas sin sentido. A gritos fueron hasta el castillo exigiendo que renunciase. Desesperado, el rey se declaró dispuesto a dejar el trono, pero la reina lo impidió diciendo: “Vayamos ahora hasta a fuente y bebamos también. Así nos volveremos iguales a ellos.” Y así se hizo: el rey y la reina bebieron el agua de la locura y empezaron inmediatamente a decir cosas sin sentido. Al momento sus súbditos se arrepintieron: ahora que el rey estaba mostrando tanta sabiduría, ¿por qué no dejarle gobernar? El país continuó en calma, aunque sus habitantes se comportasen de manera muy diferente a sus vecinos. Y el rey pudo gobernar hasta el fin de sus días”

Particularmente, considero esta novela el primus inter pares (que significa con importancia especial entre sus iguales) de todos las novelas de Coelho, porque causa tristeza que hayamos sido educados para aceptar lo que la sociedad nos imponga, hasta crearse un modelo mental en nuestra consciencia, sin preguntarnos por qué hacemos lo que hacemos o dejamos de hacer. Esta novela de Paulo Coelho ayuda a la reflexión en ese sentido.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Yo, el mundano

Hay veces que me río de mí mismo, y luego del último post colgado acerca de mi despropósito en el gimnasio, quiero comentar acerca de una escena que me llamó la atención sobremanera.Hace unos días, caminando por la calle –entiéndase lateando- tuve la gracia de tropezarme con dos sujetos, muy acaramelados ellos. Por la forma en que se abrazaban presumí que eran novios. Pasé por su costado, haciéndome el disimulado, para no interrumpirlos. Ellos no se inmutaron, siguieron amándose, no quisieron romper esa unidad que representaban sus brazos. Al día siguiente tuve la rara certeza de verlos de lejos contemplándose entre ellos, se admiraban, se querían, sentí una vaga envidia en ellos. Otro día caminando –otra vez- hacia el paradero a tomar el bus, nuevamente me tropecé con ellos, y pude verlos más de cerca. De inmediato pude percatarme de ciertas diferencias bien marcadas. Él tenía un aspecto bohemio, algo descuidado y mundano, tenía la ropa rasgada, y los gestos de alguien que llevó una vida licenciosa. Ella por el contrario era una dama, una delicadeza pormenorizada en cada centímetro de su cuerpo, tenía el pelo recogido y una conducta palaciega. Eran muy distintos, ellos, sin embargo estaban ahí, resueltos a vivir amándose para toda la vida. Habían aprendido a convivir en contraste, y yo me preguntaba cómo era posible eso. La naturaleza es muy sabia, pensé. Se me vino a la mente el comentario de L. Vidal acerca de la causal de divorcios: “la compatibilidad de caracteres”. Esto ya se lo había comentado a Carmen, pero igual no importaba. Justo cuando estaba a la altura de ellos, decido tomarles una foto, para atestiguar los hechos. Esta es la foto de ellos.

Ahí están ellos: revolcándose en la acera, uno algo sucio y carachoso y la otra impecable y hermosa. Supongo la carcajada que debe haber provocado la foto, pero esto no les gustó a ellos, que se vieron violados de su intimidad, por lo que decidieron cojudearme un rato hasta que me fuera. Todo esto viene a colación a raíz de Carmen. La conocí en la universidad y de inmediato nuestra relación se tornó confusa. Ella se convirtió, rápidamente, en la chica de sonrisa inacabable (absoluta) y la alegría de mis días, primero en Piura, y luego en cada momento que estaba con ella, y aun sin estar con ella, sus mensajes, sus llamadas nocturnas, sus repentinas timbradas llenaban de alegría mi esclava soledad. Bueno, todo esto ya pasó, entendí que nuestras diferencias son más grandes que nuestros deseos de estar juntos. Puedo concluir que ella y yo, el mundano, éramos muy disímiles y nuestra relación no tenía mayor base que un amor y cariño inconmensurable, nada más que eso.

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domingo, 9 de diciembre de 2007

Salió el sol: Mancuerdas y calambres

La cantidad de público que se inscribe en el gimnasio aumenta considerablemente los últimos meses del año, por el simple motivo de que se viene verano, y los almuerzos en la calle, las cenas inesperadas, los panecillos y los gustitos, en general, le han pasado factura a nuestro tan cultivado cuerpo. Dentro de esta cantidad de público me ubico yo, con 10 kilos de sobrepeso y más de un lugar no poco malubicado. Pertenezco a un grupo optimista de gente que cree que el último mes del año le servirán de algo para verse mejor en verano. La rutina se hace intensa y a sudar se ha dicho, a quemar lo que comimos en esos días angustiantes de frío. El gimnasio no sólo es el lugar de los presumidos-físicos, sino también de aquellos que aun mantienen la ilusión de reducir en algo los kilitos de más. Y como decía esa mezcla de optimismo y presunción en un mismo lugar, hace que la estadía se haga más tolerante, al menos para las personas que no están acostumbradas a hacer ejercicio a parte de levantarse del sillón para la cocina, de la cocina al sillón y luego a la cama, pues ellos tendrán como referentes a esos que por unos continuados meses, semanas y días apostaron por el estar regios. Por mi parte, son estos meses los que me llaman la atención para ingresar a este mundo ligero y de mucha voluntad. Es claro que uno se sienta y, posteriormente, se vea bien luego del gimnasio, pues aumenta el estima por uno mismo (entiéndase autoestima). Cada sesión de aproximadamente… 90 minutos es una panacea para el sobrepeso, eso es claro, pero también un incentivo para la alicaída imagen personal. El estar en el gimnasio es una exposición constante a imágenes realmente de figuras inverosímiles, de campeones de fisicoculturismo y cosas por el estilo, que al salir, y dirigirte a tu casa, sientes que los movimientos flácidos de tus tetillas han desaparecido, que tus brazos se asemejan a los de los hombres de las imágenes, que tus piernas son de acero, y que irradias un ki semejante al de Gokú. Llegas a tu casa, haces algo, te duchas y te acuestas.

Al día siguiente tus brazos parecen una copa de cristal que al menor contacto con algo parecen desplomarse, tus piernas son unos fideos duros que tienden a quebrarse, y tu abdomen es una boca entumecida después de la extracción de una muela. En fin, todo esto sucede en el primer día de gimnasio que para muchos, como toda primera vez, tiene un ápice de dolor y sufrimiento. Claro, después te acostumbras y te conviertes en un guerrero troyano, bueno eso espero. Saludos.

[Cosas que suceden en el gimnasio]

sábado, 8 de diciembre de 2007

Feriado de 70 días (y algo más)

Los sábados acostumbro luego de llegar de la universidad a terminar de leer el diario, la parte editorial, luego de las interrumpidas lecturas en el carro, en la facultad o en la biblioteca. Claro, ahora hay más tiempo para leer, pues “si no hay solución, la huelga continúa” como reza el dicho. Ésta proposición lógica condicional, es sin duda la realidad que ostenta nuestras actuales universidades públicas. Presumo que mucho de ustedes, como yo, estarán haciendo lo que más les guste, y sin embargo como un fantasma al cuál queremos ahuyentar alejamos de nuestras mentes nuestra realidad en el sistema educativo. Las limitaciones –no sólo presupuestales- son una muestra de ello, y mientras sigamos así esperaremos “a ver qué pasa” y no tendremos “un paso adelante” para esperar con mayor optimismo el futuro. Mientras tanto, sigamos navegando, sin que esto signifique buscar la información menos relevante y espectacular. Como hoy es feriado (Día de la Inmaculada Concepción) y no hay clases (excepto algunos con el profesor Barragán) es necesario buscar lo rico que hay en los periódicos, en la tv, en la radio, en la web, y finalmente en las calles, para al final del día pasar con satisfacción la página 8 del mes de diciembre de nuestro calendario 2007. Una de esas cosas que llaman la atención, de inmediato, en la parte editorial de algunos diarios es la palabra “catedráticos” y que instintivamente uno le da una rauda leída. En este caso, traemos a colación, esta columna que se titula “¿A quién le importa?” (No es un texto liberal) que reflexiona sobre 2 cosas bien sabidas: El primero, que el gobierno no muestra interés en el asunto de la homologación y la huelga de los docentes, siendo los más perjudicados los estudiantes universitarios. Y lo segundo, de que la educación es el pilar del desarrollo socio-económico de nuestras naciones, siendo impostergable invertir en salud y educación (en ese orden). Leamos:

“Los catedráticos de las universidades estatales ya llevan como 70 días en huelga indefinida. Pero a nadie le interesa. Ni al gobierno preocupado más por las inversiones privadas y las juergas de la selección, ni a los catedráticos que están sacando cuentas de los emolumentos que seguramente van a recibir en diciembre sin trabajar. No les interesa si en esta batalla de ciegos y sordos hay heridos, porque los únicos que van a terminar así son los universitarios, que desde el balcón solo de dedican a ver pasar los días […] Hace unos años tuve la oportunidad de trabajar en una de estas universidades. Me sirvió de experiencia para saber que era mejor dar un paso al costado para no caer en el juego de aquellos mediocres a quienes las malas artes les servían para mantenerse en sus puestos […] Al contar los días que llevan en huelga, venían a mi memoria las palabras de Amauri Pérez, miembro fundador de la nueva trova cubana: “Un pueblo inculto jamás será libre. Por mucha democracia que tenga, para llegar a la verdad, hay que saber y la única manera de saber es leyendo y cultivándose. La primera obligación que tiene un gobernante es darle a su pueblo salud e información”. Suena a quimera, pero ¡qué palabras tan ciertas!”

Si Toledo se llenaba la boca del “chorreo económico”, García nos encanta con el “shock de inversiones”. Lamentablemente la realidad disiente considerablemente de lo que se pretende, o se encandila (esto último refleja mejor lo que queremos decir). Bien sabemos que el Perú no gasta mucho en programas sociales en relación a otros países similares en capacidad económica, además la proporción de su PBI que gasta en este concepto ha bajado. Entonces, como queremos hablar de reducción de la pobreza, si es que no se tiene ni siquiera la idea de “cómo” y “para qué” se hacen las cosas. Reiteramos que sin salud, no hay educación, y sin educación no hay desarrollo, y sin desarrollo (entiéndase como menos pobres) esperemos ver a quién elegimos en el 2011.

domingo, 2 de diciembre de 2007

Días de Piura

Trabajos, compromisos y -sobretodo-desidia fueron los argumentos para no escribir después de tanto tiempo. A pesar de tener a mi costado el televisor prendido, mi familia atolondrada con la ceremonia por la promoción del menor de mis hermanos, y –para variar- mis perros sobresaltados por algún imprudente skater que resuena la vereda con su tabla, a pesar de todo eso, me siento como de costumbre a terminar algo que no culminé. Hace unas semanas viajé a Piura con motivos (puramente ja!) académicos y el viaje –como todo suceso importante-no termina si no es plasmado en un papel. 14 horas de viaje en bus fueron suficientes para convencerme de que Piura está bastante lejos de Lima y que valía la pena conocerla a fondo. Una semana, pensé, no serían suficientes para conocer esta, decían, hermosa ciudad. Antes de llegar comencé a buscar algunas referencias sociales; culturales; geográficas; y anecdóticas acerca de Piura, como por ejemplo (en ese orden) de que Piura ciudad es muy diferente de los barrios populares que rodean a la ciudad donde la pobreza se repite y multiplica como pesadilla recurrente (según VLL); en lo cultural, de que en esas tierras nació uno de nuestros epónimos héroes Miguel Grau, José Cayetano Heredia, el pintor José Ignacio Merino (del cual una plaza lleva su nombre), y otros poco ilustres como Velasco Alvarado, además de que ahí se fabrica la mejor algarrobina y nuestra rica cerveza de maíz, como también es tierra de los famosos perros calatos- viringos, la cultura de los Tallanes y la no menos conocida cultura Vicus; en lo geográfico, pues, sus agraciadas playas, sus descontentas dunas, sus infinitos desiertos y su sol imperecedero; lo que pude conocer de anecdótico, a priori, fue por ejemplo, de los enfrentamientos épicos que habían entre dos de los barrios emblemáticos de Piura como son La Mangachería y La Gallinacera, o por ejemplo de que en el cauce del río Piura –en temporada de sequías- los escolares hacían uso de éste con fines bélicos y que fue este escenario y acontecimientos que inspiraron a Vargas Llosa a escribir un cuento que le hizo ganar un viaje a Francia.

Estando en Piura, en un hospedaje en la calle Junín, comencé a evocar estas referencias que no hacían otra cosa que motivar a uno a salir a caminar, a pesar de lo cansado que estaba por el viaje. Me di un baño y salimos (3 amigos más y yo) a caminar, a conocer un poco más de esta ciudad. Lo primero que vimos fue el óvalo Bolognesi (donde me topé con Guillermo Giacosa, columnista de Peru21 y conductor de Mapamundi en TNP), y por ahí algunos rostros raros que nos veían con displicencia. Posteriormente llegamos a otro óvalo de nombre Grau, que nos conducía finalmente a la plaza central. Ahí corroboré lo que Vargas Llosa describía como los altos, frondosos y rumorosos tamarindos, las estatuas, y las bancas que estaban todas casi llenas de vecinos que en verdad habían salido a refrescarse después de un día de calor infernal, con la cálida brisa de noche. Luego de dos días caminando desde mi hospedaje hasta el anfiteatro donde se desarrollaba el congreso, pude constatar que, efectivamente, Piura se había convertido en una ciudad con mucho comercio, atestada de colegios, universidades, urbanizaciones, hoteles, vehículos, y pequeños negocios. Que desde no se qué tiempo había dejado de ser esa Piura que Vargas Llosa añora y que ahora se había convertido en una ciudad próspera. Bueno yo estaba relativamente equivocado, pues eso no era Piura. En las afueras de la ciudad se encontraba esa Piura de los 50 y 60 con niños que salen a cazar lagartijas, con adultos que tienen la indumentaria campesina, y el clásico “uah paisano”, con casitas muy humildes, y desierto alrededor de ellos. Esa Piura se encontraba aún en las periferias y se negaba a desaparecer, coexistiendo con las modernidades que el progreso trae sólo a algunos y limita a otros.

En fin, esos días fueron inolvidables, bañándome dos veces al día, saliendo y entrando –y molestando a la nada afable sra.70- del hospedaje y buscando mejores lugares donde pueda comer como titula el último libro de Arellano: “bueno, rico y barato”. Ese lugar nunca lo encontré, excepto en Catacaos, porque en el centro era distinto: o bien era bueno, o bien era rico, o bien era barato, pero así de mutuamente excluyentes. En la playa de Colán probé el Seco de Chavelos, que demoró unos angustiantes 30 minutos en prepararse, y que me dejó desconcertado al ver la “poca cantidad” que me sirvieron, sin embargo, la mitad de esa “poca cantidad” me llenó y me recordó que uno no se puede dejar llevar por las apariencias. Siguiendo el ámbito culinario, uno no puede dejar pasar al Seco de Cabrito con frejoles (¡sale un cabrito!), los chifles, la chicha de jora, el cebiche Piurano con “harta” cebolla, un buen majado de yuca con chicharrón, una cebada al polo, o un helado de mango (o de cualquier fruta) en El Chalán.

Finalmente, y a manera de “lo mejor para el final” está Máncora, una playa: ta que bravaza! Una playa donde se conjugan la arena, las palmeras, el sol, las olas, una eventual ballena en el horizonte, aves, garbosos caballos, despistados cangrejos, la tostada arena, y las inmejorables olas donde nuestra reina Sofía se alzó como la mejor del mundo. Cuando uno llega y se instala, son las mismas olas las que te incitan a entrar, con un movimiento de bienvenida acompañada de una brisa cálida, hacen inevitable el chapuzón. Si te da hambre, justo detrás de ti encuentras restaurantes donde puedes comer bueno y rico, y no tan caro. Luego, como quien no quiere la cosa, puedes tumbarte a despejar tus dudas, como dicen “a consultar con la almohada”.

El fin de semana estuve revisando algunos blogs y me encontré con uno que llamó mi atención que habla de lo que significa Piura desde la perspectiva de un piurano. También en youtube se encuentra algo de Piura, y si no los contenta, no queda otra que dejar de lado la TV, el chat, los bares de Lima, las discotecas, los cines, los centros comerciales limeños, y darse una vueltita por Piura aprovechando algún feriado largo, de esos que nos gusta tanto.

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