miércoles, 31 de octubre de 2007

El mago García

La ex candidata presidencial, Susana Villarán, manifestó que el presidente Alan García, es un improvisado y no está capacitado para gobernar। ¿Está en lo cierto? Veamos
En una entrevista con El Comentario de la Noticia de CPN Radio la ex candidata manifestó que ejemplos de esta improvisación son el Pacto social, la pena de muerte y la reciente creación de la Oficina Nacional Anticorrupción।
Textualmente dijo: “Saca de un sombrero conejos: Pacto Social por acá, pena de muerte por allá, un programita por aquí, una oficina anticorrupción. Pero que pena que no siga las políticas de Estado que se habían diseñado en el Acuerdo Nacional”.Uds. ¿Qué opinan?

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jueves, 25 de octubre de 2007

Una actitud ninguneadora

“No hagan caso a pájaros de mal agüero que siempre andan predicando que todo anda mal”
Estas palabras hechas por nuestro presidente y a propósito de un texto leído hoy en la República, hacen que súbitamente se me venga a la mente el primer año en la universidad, cuando el profesor de Realidad Nacional pidió encarecidamente leer un libro publicado por Caretas y la universidad católica। Este libro titulado “Los 50 libros que todo peruano culto debe leer” tenía entre sus páginas a conspicuos figuras literarias peruanas que hablaban sobre distintas periodos de nuestra país, desde el incanato hasta el ultimo gobierno de Fujimori, pasando por la primera pepa de García। Dentro de este collage de escritores y escritos, aludiendo a lo dicho por el presidente a cerca de la prensa, me hizo recordar a un texto de difícil interpretación y pertinente memoria: “El concho telúrico de acometividad” de Héctor Velarde. Mirko Lauer le dedica un espacio a esta obra en la edición de hoy en La Republica. Mi objetivo es entender esa actitud ninguneadora del peruano, ante el éxito de algo o de alguien, bajo la temática de esta obra.
Velarde explica lo siguiente: “Queda entonces una reserva contenida, generalmente dormida, de acometividad, un concho profundo de agresividad no empleado que, no pudiendo manifestarse contra la naturaleza de ese suelo, se vale simple y llanamente de la gente y de las cosas como válvula de escape”.Velarde, plantea que la amabilidad de nuestra naturaleza, de nuestro clima nos hace algo así como artificialmente blandos, que al no poder echarle cara a la naturaleza, arremete su agresividad a la gente o a las cosas como forma de aliviar su energía. Expliquémonos mejor. La palabra concho que en esta parte lo denominamos a lo que queda de algo, las sobras, o ese pucho de cerveza que queda en el final del vaso (para entenderlo mejor) hace referencia a una energía dormida. Telúrico, que Velarde acuña para hacer referencia al determinismo del medio ambiente, es decir, esa forma cortés con que la naturaleza nos trata (recursos naturales, bellos paisajes, cultura milenaria). Y finalmente, esa acometividad, que en forma reaccionaria se levanta para aliviar esa energía dormida que se muestra impotente con la naturaleza pero que castiga enérgicamente a la gente y a las cosas como válvula de escape.
Como el concho telúrico es una energía dormida por la ausencia de fuertes desafíos naturales o escasos recursos, esta espera la oportunidad para como peruanos medir esa agresividad y aplacar esa energía dormida. Por ejemplo, el éxito de alguien no ayudaría a aliviar esa energía, es por eso que se trate de disminuir, despreciar o ignorar. Es decir, es este concho el que se va a encargar de soslayar el éxito, lo positivo y lo bueno, para administrar esa energía sobrante a través del predominio de las críticas, las censuras, y la fiscalización de la prensa, por ejemplo. En este contexto, entonces es entendible, a través de Velarde, el interés de la prensa por arremeter contra el gobierno porque esa es su misión, la de informar a la población a cerca de la real naturaleza y magnitud de los principales actos que esta haga.
Entonces, no resulta mezquina la actitud crítica de los medios de comunicación como dice el presidente García, es entendible según el determinismo de la naturaleza de Velarde la critica como mecanismo de equilibrio, y por otro lado no puede quejarse de los medios (la prensa escrita, la televisión, la blogósfera) si es que ellos no hacen otra cosa que ver en sus acciones: desconfianza; una desconfianza generada no por los medios sino por las mismas acciones suyas. ¿De qué forma este concho telúrico se evidencia en nosotros? En el plano sociológico el peruano siempre va a tratar de equilibrar las cosas (salida, precisamente, de esos conchos) de distintas formas (la actitud ninguneadora) como ignorar el éxito de alguien que alcanzó algo por méritos personales, sospechando maliciosamente los medios que utilizó; o por ejemplo, cuando vemos que alguien se casa, los rumores que en ella se tejen como si es que esta embarazada, o lo hace porque el (ella) tiene dinero, o el (ella) piensa divorciarse luego; en fin, cochinaditas que siempre se fabrican como parte de este concho telúrico de acometividad. Entonces, los pájaros de mal agüero no son otra cosa que los conchos, conchos que siempre estarán latentes a la espera de que las cosas que hagamos, o dejemos de hacer, sean motivo de excitación y puedan volar con agresividad a los ojos del responsable de la acción. ¿Conformes?

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martes, 23 de octubre de 2007

Manifestación Nacional contra la corrida de toros

lunes, 15 de octubre de 2007

Relanzamiento

Varado en la segunda de Pro, esperando la 28, pensaba en que hacer si no llegaba mi combi, en realidad imaginarme en el carro, aplastado, magullado, compartiendo olores, conversaciones, diatribas y pleitos, me llenaba de desidia para tomar el carro. Recordaba un paro el año pasado en el que para volver a mi casa tuve que esperar una hora parado esperando algún espacio en el bus donde mis 75 kilos de peso pueda colarse. Llego al puesto de periódico, reviso raudamente los titulares: “bus cae y deja 22 muertos”, ésta era la noticia que más titulares estaban referidos y eso hacía notar de la magnitud del accidente. Me entretengo con un titular rojo pero pienso en el resto del día. No llega el carro, algunos van hasta la primera, los más benevolentes llegan hasta metro, pero eso no me motiva a subir. Al fin llega una 28 y se cuadra al frente del puesto de periódico, la muchedumbre se comienza a movilizar lo que llama mi atención, yo como no tenía muchas ganas de ir por la forma cómo estaría ahí adentro, espere a que se llenara para tener un pretexto. Una señora de considerable proporciones –espero no sea la madre de algún lector- con blusa azul y pantalones sueltos se sube al carro (me pareció notar una leve inclinación del carro) y deja en completo estado de full la capacidad de la combi o la couster. Ah noo, ahí no entra ni mi paciencia, no subo. Me regreso a mi casa pensando en qué hacer, sé que tengo una tarea pendiente, pero…antes de hacer eso decidí inteligentemente en sentarme a renovar este blog. Ésta es la nueva imagen de este blog: “A punto d” es una bitácora donde puedo expresar libremente mi modus vivendus con total autonomía y soberanía mis escritos, algunos apócrifos, otros ridículos, otros renuentes a la inmadurez, y otros mas bien acusadores. Bueno eso es todo, espero que les guste este nuevo diseño y que les ayude al ejercicio del comment.

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Los recurrentes paros

Cómo están amigos que revisan este blog. Saludarlos y agradecer la oportunidad de revisar el post anterior sobre la inadmisible tauromaquia, y así entrever mi cariño hacia la vida y los animales. Uno de los post más suavecitos pero no menos necesario en una sociedad demasiado abrumada por los telones, avisos, comerciales, y taquillas. Hoy 15 de octubre, hay un paro de transportistas que no permitió a muchos de nosotros movilizarnos con normalidad a nuestros centros de trabajo, estudio, o pasatiempo (a mí me permitió actualizar el blog). Como nadie en este país es ajeno a esta vorágine de paros, protestas y movilizaciones, muchos llegamos tarde o nos ausentamos en nuestra ocupación por culpa de estas eventualidades que no son pan de cada día pero que muy de vez en cuando ocurren. Esta vez, son los transportistas, pero se viene un paro nacional convocada por la CGTP. Estas eventualidades no son otra cosa que la expresión de la inconformidad de algunos sectores por la gestión gubernamental, del manejo público y la desidia con que dirigen, olvidan, encubren, juegan, y manosean los funcionarios de turno. Actualmente, la aprobación del presidente ha menguado significativamente y esto a causa de la coyuntura mefítica y licenciosa actual, pues el talón de Aquiles para el gobierno es el manejo coordinado de las carteras dentro del ejecutivo. Crasos problemas y componendas en dos de ellas: En el ministerio del interior; por las licitaciones, el juego entre el legislativo, Alva Castro, su censura y los artilugios para dejar fuera de foco este hecho. El otro sector; el de Salud, por serios problemas, también con licitaciones, las compras hechas por el SIS de las raciones para los damnificados del sur (abominable hecho perpetuado entre compradores y compadres), y lo ocurrido en hospitales con las infecciones virales. Frente a estos hechos, el presidente ha dejado que otros cobren protagonismo y el anunciado cambio magisterial anunciado por Jorge del Castillo ha sido otro hecho aislado de parte del especialista en apagar incendios. Al parecer por lo que se sabe, los cambios se realizaran, al menos en materia de Salud, y es probable que por una cuestión política Alva Castro se quede al igual que su antagonista Jorge del Castillo, y también, a pesar de las ambiciones de Carranza que este se conserve en el cargo, dejando a fuera las especulaciones de Silvaruete. En fin, esperemos que los cambios que se realicen sirvan al gobierno para zafarse del fantasma macroeconómico y que eso se traduzca en un mejor manejo de los ministerios para un desarrollo económico-social sustentable, y de esa manera Jorgito deje de ponerse la ropita de bombero muy de vez en cuando, el Presidente deje de hablar histriónicamente de la nada, y a nosotros nos dejen tomar nuestra combi tranquilitos.

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jueves, 4 de octubre de 2007

Ferdinando

“Me levanto temprano, me siento sólo pero a pesar de eso me siento bien. Cuatro muros me rodean, impiden mi visión del mundo. Pienso en cómo era la vida antes y cómo lo es ahora. Entran unos hombres de fornida presencia, siento que quieren hacerme daño. Me amarran, me resisto. Bueno, pondré de mi parte. Voy junto con estos tres hombres –sí, los he contado, sé contar- a otro espacio. Uno de ellos saca un cuerpo metálico, algo así como una navaja. Recuerdo una vez que me hicieron daño con un objeto metálico que brillaba advirtiendo su letalidad. Me pongo nervioso. Otros cuatro hombres me sujetan, creo que me están cortando el pelo. Algo hacen en mi cabeza, siento un sutil hincón. Me extraño. Luego el hincón se hace más intenso, me desespero. Lo único que deseo es zafarme de los hombres que me oprimen. Uno de ellos me mira desde el otro lado con escepticismo. Por la desesperación no me di cuenta que ya habían terminado, sin embargo siento como si mi cabeza estuviera adormecida. El sol se cuela por una rendija del cuarto y junto a él logro escuchar un barullo allí afuera. No se porque pero estaba intranquilo, inquieto y excitado, ingresan al cuarto nuevamente cuatro hombres con un recipiente. “Comida” pensé. Sin embargo creo que me estaban limpiando, mi rostro estaba siendo mojado. “Mis ojos” exclamé. En que momento había sucedido. No logro ver bien, poco a poco mi visión se nubla, se hace más imprecisa. Presiento algo malo, quizás quieran matarme. “Soy aún muy joven”. De repente, como una avalancha siento una granizada de golpes secos y fríos en mi espalda, mi abdomen, mis testículos. Atiborrado de golpes, quiero escapar pero adonde voy regreso. “Qué quieren, que ganan haciendo esto”. No sé qué hacer, pienso que es el final, me siento enfurecido. Sólo quiero ver, sólo quiero embestir, la venganza me corroe. Quiero dar por finalizado todo esto. Ahora, me encuentro absolutamente exacerbado, sacado de quicio. Se abre un halo de luz que me incita a salir anhelando la libertad. Escucho un fuerte ruido, corro y traspaso el umbral, todo el mundo esta ahí, extasiados. “¿A caso todos ellos me golpearon, me humillaron?” Mi visión no es muy buena pero logro ver el color de la furia, alguien espera por mí. Quiero salir de ahí, si alguien se interpone estoy dispuesto a finalizarlo. Mis patas arden y mi cuerpo aún magullado va a explotar. De pronto, se acerca algo a mí, es grande y majestuoso. De la luz del sol cae un trueno que atraviesa mi lomo y perfora una costilla. Salgo disparado, mis fosas nasales se dilatan tratando de succionar el miedo y el dolor. Luego, logro ver a un hombre que viene, éste es un hombre delgado y de rostro soberbio. Mi furia se dirige hacia él. Siento otro hincón en mi espalda. El dolor es insoportable. Busco al susodicho, solo quiero acabar con esto, el ruido exacerba mi odio. Ha pasado mucho tiempo desde que estoy ahí; cada vez me siento más débil, sé que mi último esfuerzo de sobra acabará con el sujeto y el momento. Solo espero ese momento, mientras el dolor –no lo había notado- se traduce en un charco de sangre en el piso. El ruido nuevamente se hace intenso, giro el rostro y él se encuentra frente mío, aun con esa sonrisa maquiavélica, disfrutando del momento. Es el momento, mi último esfuerzo, lo ultimaré, es muy frágil. Corro con toda mi fuerza a envestirlo, veo dejar mi sangre en el aire, él esta muy callado como siempre. Desaparece frente a mis extenuados ojos y algo helado siento en el pecho. No sé desde que momento comencé a sentir miedo. Un fuerte miedo me invade, tiemblo, me espasmo, me desespero. Mis extremidades flaquean, se alejan unas de otras sin explicar cómo. No entiendo a esa gente, por qué vinieron a ver esto, no entiendo el por qué de esto. Ahora entiendo todo. Me odian.” Recuerdo de pequeño un video de un becerro, su nombre era Ferdinando. Él no era consciente de su fuerza y su identidad. Cuando creció era un toro y en algún momento vendrían a buscarlo. Cuando el día llegó, los otros toros comenzaron a darse de trompetazos demostrando su fuerza. Ferdinando, prefería sentarse al pie del árbol a respirar el dulce aroma de las flores. Ferdinando no era gay. Él solamente no quería hacer lo que todo el mundo hacía, era auténtico. Lamentablemente se sentó sobre una abeja y salió disparado a embestir todo lo que se cruzaba a su alrededor: cercas, árboles, otros toros. Las personas que lo vieron quedaron asombrados y lo escogieron para llevarlo a la gran plaza donde estaría preparada su muerte. Sin embargo, esto era un dibujo animado y no podía tener un triste final y espantoso como lo es en la realidad. No siempre escribo tonterías, y si lo consideran una tontería basta entender como podemos matar a unos seres que no nos hacen nada ni nos sirve para nada sacrificarlos, todo en el nombre del arte de toromaquia. Una señal más de nuestro absurdo afán de entretenernos. Pero en realidad qué estúpido. Estos animales son golpeados, cegados, y maltratados brutalmente antes de salir al ruedo. Desde aquí mi oposición intransigente a estos hechos que no hacen otra cosa que motivar a la violencia y el irrespeto a la naturaleza. Hoy se celebra el día de los animales, y mañana según escuché el día antitaurino. Pues esperemos que se hagan escuchar las voces en defensa de los animales maltratados y que cada uno contribuya en esta causa moral y justa.

miércoles, 3 de octubre de 2007

Manda una señal

Te quiero, si te quiero voy andando como fiera tras tus pies, amor. Te veo y te deseo pero tu tienes tu dueño y no te puedes zafar. Los días se pasan sin ti, las noches se alargan sin ti, sin tu amor, sin tus besos. Ay, si tuvieras libertad a tu lado yo estaría amor, hey, dame dame una señal cuando seas libre mi amor. Ay, no lo puedo soportar, no me quiero derrumbar, mándame un mensaje, una señal, manda una señal mi amor. Manda una señal amor. Te veo acorralada de unos brazos que no te dejan mover, te deseo y me deseas pero estas muy aprisionada corazón. Y no vivire sin tu amor, y no parare hasta tener tu amor y tus besos. Hey, estoy viviendo sin vivir, estoy muriendo sin poder morir, hey, dime dime tell me tu cuando seas libre mi amor. Ay, no lo puedo soportar. no me quiero derrumbar, mandame un mensaje, una señal, mandame tu luz amor. Manda una señal de amor. Vivir sin ti vivir, estarse muriendo sin morir. Estar sin estar, estarse muriendo sin morir. Amor donde estaras, manda un mensaje, una señal. y no no parare, no vivire sin ti amor. No
Maná – Manda una señal

Pensando en volver

"Hace exactamente 48 horas Boris Lazo se dirigía a casa de Roxana. Ella festejaba sus 25 años y en su casa habían caído algunos invitados de sugestiva presencia. En resumidas cuentas iba a ir la mujer la cuál se había robado su corazón de chibolo. Ese corazón sujeto a fuertes e inconfortables disoluciones que dejaban en un estado de zozobra emocional al infortunado Boris. Su nombre era Liliana y en la secundaria tenía una buena relación con Boris. Una relación de estrecha amistad y que posteriormente se convirtió en una suerte de amor. No era su primera relación pero sí la que más enajenación le traía hasta entonces. Él tenía 16 años en ese entonces y esa joven relación era una historia sin fin. Las peleítas se convertían en peleotas en cuestión de segundos. Era obvio que ambos estaban descubriendo lo que posteriormente serían sus vidas de pareja de adultos. Él, no sabía porque se irritaba tanto ella de algunas cosas que el consideraba pequeñeces. Ella, no se cansaba de hacerle entender que él era un despistado, y en ese afán atribuirle adjetivos de inmadurez. Era cierto que emocionalmente las mujeres maduran más que los hombres pero eso definitivamente era inaceptable para Boris. Él se había criado en el seno de una familia algo machista, y le era difícil entender lo que pasaba por la mente de Liliana. Eso quizá se explique debido a que la crianza de los varones muchas veces se basa en la restricción de los sentimientos y afectos. Mientras las mujeres son más libres en ese aspecto. En fin, la relación duró alrededor de 3 meses, entre rupturas y reconciliaciones. Él siempre se quedó con la desazón que ella fue la que terminó con él; algo inconcebible en alguien como él. Y fue esa desazón lo que lo llevó a estar a primera hora en casa de Roxana. Estaban reunidos todos ellos, amigos del colegio, algunos que se seguían viendo a pesar de todo. Él, estaba saliendo con una chica mayor que él pero había terminado con ella hace unos días; bastó que ella le dijera, en una cita que tuvieron, el cariño que tiene a los niños, que tenía clarísimo cómo sería su boda y que ya se imaginaba casada, o comprometida compartiendo una casa en, a más tardar, un año, para que a partir de eso se creará una fuerte discusión y terminará en la separación irreparable. Por otro lado, él había escuchado que Liliana había terminado con su enamorado hace unos meses atrás porque éste tenía planes distintos a los de ella. Habían pasado 10 años, Boris había dejado de ser el idiota de antes, es decir, era alguien más ponderado, quizá por los años el tiempo le había ayudado a entender mejor a las mujeres (mejor y nunca del todo)। Liliana, también había cambiado en algunas cosas como su carácter totalitario. Una vez ahí, comenzaron a hablar entre ellos, a recordar algunas situaciones del colegio, a algún personaje, algún amigo que ya no estaba o había viajado. Eran las 11 y la cuestión se tornaba divertida cuando alguien dio la iniciativa de baile. Hasta el momento en ningún momento –por prudencia de los presentes- no se había tocado el tema del ex-binomio: Boris-Liliana, Liliana-Boris. Finalmente se encontraban ellos bailando, hablándose al oído el uno al otro. Boris la encontraba desmesuradamente atractiva, y sentía que ella estaba siendo discreta con él. Compartían bromas, risas y hasta un breve apretón. Atravesaban las 2 de la mañana y el baile, las bromas, los coqueteos aumentaban a medida que avanzaba el tiempo. Liliana le comentó que al día siguiente tenía una entrevista con un amigo de su ex-enamorado para una plaza como asistente financiera en un banco del lugar, y que debía regresar medianamente temprano así que si la podía acompañar a su casa que estaba a dos cuadras de la suya. Boris sin más aceptó la invitación, es decir, el favor. Se despidieron y caminaron profundamente por la calle que daba al parque donde se encontraban cuando eran adolescentes. Inquietos ambos, esperaron a que uno de ellos iniciara la evicción. “¿Recuerdas?”, preguntó Boris, esperando un desenlace de telenovela. Liliana comenzó: “Es cierto, fueron tiempos muy lindos. Hemos cambiado mucho desde entonces. Tú tienes un trabajo estable, terminaste tu carrera exitosamente, te veo distinto, no eres el chico sin pretensiones y que sólo pensaba en fútbol y música. Yo, por mi parte, sigo igual, el tiempo me enseñó a querer lo poco que tenía –Boris recordó la muerte de su madre en un accidente de tránsito- , la muerte de mi madre me hizo pensar en que hacía yo y que hacía con los demás. Ahora viendo el parque, recuerdo los tiempos en los que pasábamos gran parte aquí peleándonos, amándonos –a Boris esa palabra le agradó mucho- pero también recuerdo a mi madre, discutía mucho con ella, no nos llevábamos bien pero yo la amaba como a nadie. En cuanto a ti, Boris, yo pensaba mucho en ti. Sin dejar de lado mis defectos y fallas, eras un chico inmaduro y malcriado, pero tu mérito residía en estar conmigo siempre, en quererme y aguantarme. Al final todo terminó y ahora estamos aquí deseando volver.” Boris quedó enajenado por la sinceridad de Liliana, además había dicho explícitamente lo que sentían. Era cierto y eso lo dejo estupefacto. Una vez más no sabía que decir. Mientras su cabeza daba vueltas buscando algún verbo, alguna palabra, alguna frase que ya había dado resultado anteriormente, Liliana terminó: “Boris piensas mucho, sólo tienes que decir lo que está dentro de tu corazón. Hoy la hemos pasado bien, sin embargo ahora no sabes que decir, no quiero que tu actitud se pierda en un juego de noche más, te sigo queriendo Boris”. Boris sabía que ese momento era decisivo. No podía flaquear. No podía comenzar diciendo que le hizo falta todo ese tiempo, porque era mentira, quería ser sincero. Boris: “Mis sentimientos hacia ti no han cambiado Liliana. Te vi hoy, y sentí el cariño y amor con el que te cuidaba cuando éramos más jóvenes. No quiero apresurarme a decir que te amo, sólo quiero estar contigo. Quiero que lo intentemos, porque lo que siento ahora lo siento con más ímpetu”
Espero contestar este sutil post con una explicación. Hasta pronto …