Entre mentiras, salidas, y mujeres

Hace mucho tiempo inicié la carrera desnudista por dar a luz y cultivar con entusiasmo este blog. Siempre tuve la idea de hacer un blog personal con cosas que me sucedían o me pasaban por la oscura y atolondrada cabeza. A pesar de nunca tener fama de buen escritor, no sé qué o quién motivo a que comenzara a publicar los mequetrefes post que ustedes, amigos lectores habrán tenido el infortunio de leer. Sucede que muchas veces todo lo que publico son cosas mías, raras veces escribo cosas que le hayan ocurrido al amigo del amigo, o la prima de la amiga de mi hermana; lo que sí hago a menudo, y muy concurridamente estos últimos días, es esconderme, disfrazarme, enmascararme, detrás de algunos relatos cortos y bulliciosos, tan fútiles como desatinados. Un ejemplo es el post anterior “Irvin y Segundo” (ver): ¿Quién soy yo? ¿Quién es el otro? ¿Así de idiota eras? Desde tiempos inmemorables el hombre ha tenido la necesidad de sustraer de su imaginación historias que lindan con lo real, muchas veces, pero que tienen cuotas de eufemismo así como de exageración. Así por ejemplo si en alguna historia mía yo diga “Ella dio la vuelta y echó a correr” no crean que literalmente ella solo atinó a hacer esa delicada retirada, mas bien crean en la medida de lo posible la traducción real de un discusión acalorada “Sabes que papito, eres un inmaduro que no sabe lo que quiere, ve a florearle a tu mamá”, en ese caso con los años que llevo de ser ridiculizado no soportaría aún más verme en la situación bochornosa de tener que transcribir literalmente lo que dice o sucede en ese momento. No es mentira lo que escribo, simplemente es una manera “bonita” de decirlo. Por otro lado, cuando me vea en una situación de por sí favorable, no tendré el mayor reparo de exagerar con un ápice de dramatismo e intriga una situación tal: “Pronto estuvimos embarazosamente juntos, envueltos en un halo de pasión, resquebrajados, frenéticos, con nuestros alientos que se golpeaban, con nuestros labios que se suturaban” (ver), que aunque tal situación podría describirse como “nos besamos como unos idiotas descontrolados” preferí hacer uso de la prosa contumaz que bizantinamente los tengo acostumbrados.
PERSONAL
Hace poco que estoy saliendo con una chica que hace mucho tiempo que no la veía, ella ha cambiado un poco, el tiempo ha sabido moldear su carácter y la ha convertido en una mujer muy hermosa. Mientras estamos caminando conversamos; ella me cuenta de su familia, su estudios, sus amores y finalmente me dice que está tranquila, bueno eso me tranquiliza. Nos reímos, nos reímos mucho. No saben el esfuerzo que hago por robar una sonrisa a una mujer. Yo soy un tipo muy aburrido, que si no está de humor puede hablar de su vida y terminar convertido en una ovejita que da saltos y saltos sobre una cerca. Bueno eso no sucede a menudo, pero en el fondo, chicas, soy un tipo muy aburrido y gruñón. Pero, eso sí muy fiel y cariñoso. Este espacio también debe merecer algo de publicidad personal, sino imagínense.
MUJERES
Soy una bestia, inhumano, despotricado, desalmado, que a veces no piensa en cómo se siente la otra persona. Así que discúlpeme usted señorita Angeles si me excedí con mi estoicismo, pero me sentí burlado, aunque las cosas ya estén aclaradas y vueltas a la normalidad. Pero lo que me llama la atención de este género tan introspectivo y misógino, es su valentía para bucear en los más oscuros sentimientos de su corazón. De por sí es difícil para una mujer hacer ejercicio de catarsis, pero lo que diferencia a la mujer del hombre es la voluntad de querer hacerlo. El hombre no recuerda con entusiasmo cuando una mujer lo dejó y por qué fueron las razones; prefiere olvidarlas y dejarlas en el pasado, a menudo obstaculiza ese fantasma del pasado cambiando de emisora cuando programan una canción que la hace recordar. Somos seres, lo admito, cada vez menos románticos; no por el hecho de que no las saquemos a cenar o les regalemos unas rosas, sino por el hecho de que repelemos, con hastío y displicencia, encontrarnos con nuestras emociones, es decir saber por qué ocurrió eso, saber cuáles fueron las causas y el problema central, aprender esa cosa que nadie nos enseñó y que solo se aprende entre caídas y trompicones, es decir de la cosa, como dice Ramazzotti, más evidente y preocupante. Aunque no gusto de las generalizaciones, “algunas” mujeres son más entregadas al sentimentalismo y la introspección, “algunos” hombres prefieren entregarse a las cervezas y el otro clavo. Lo siento por la crudeza, pero hay cosas que ni el eufemismo cura.
Hay una cosa que es paradójica, que al igual que cuando crecemos las dudas se hacen más grandes, cada vez que converso indefinidamente con una mujer me doy cuenta que las desconozco más. Finalmente, aunque corra el riesgo de hablar tonterías y luego ser acusado de prejuicioso yo creo que las mujeres tienen dentro de sus genes ese carácter furibundo y de odio total cuando son traicionadas, como todos, creo. Digo esto, a raíz de esta canción que siempre que la escucho en el carro me roba una sonrisa por el coro que dice más o menos así “Arranca nomás cholito, si no te saco la ¡CON…............ ciencia sucia.”(Aunque no tenga los mayores gustos por la cumbia, esta canción la creí oportuna. Pinchen aquí para ver el video).
Saludos, nos vemos pronto.
Etiquetas: cuentos, Ella, Irvin y Segundo, mujeres, personal, Yo