miércoles, 12 de marzo de 2008

Mil novecientos noventa y ocho (1998)

Al estilo de James Blunt con su 1973 quiero recordar con algo más que nostalgia el año 1998. Mi escurridizo y aun mal formado amor comenzó a manifestarse a finales del año donde su rostro divino, su mirada dulce y su presencia tocada por la gracia divina comenzaron a abrumarme de sobremanera ¿Su nombre? (Ya parece una canción). Caso remoto y aparte, era el gran atractivo de la profesora Lida Jiménez, yo creo que sin ella nunca hubiera gustado la matemática, yo creo que sin ella el estudio hubiera pasado a un último plano, pero su presencia sobrenatural y escogida la elevaba al grado más grande de belleza y encanto que un alumno puede admirar de su profesora.

Diez años atrás, tenía 12 años, era un ñañito, un mocosito, un chamaco, un chibolito. Me encontraba entre la puerilidad y la adolescencia, en el puente o brecha que cruzamos algún día todos los niños. Recuerdo ese tiempo con algo de lucidez, al menos ahora, que conseguí de la manera más grotesca -pero con buenas intenciones- un video del viaje de la promoción que no integré físicamente pero que siempre estuvo latente en mi pensamiento y en mis experiencias con una gratitud y añoranza que se negaba a quedar olvidada. Ese DVD me remonta a aquellos tiempos en un colegio de pocas castas y mucha camaradería, con grandes amigos y pocos de lo otro. Iniciaba la secundaria en un colegio distinto, era un gran cambio: ingresaba a la temida secundaria, donde los chicos y chicas no se odiaban a muerte planeando venganza en algún reducto de los salones de primaria, sino, algo totalmente distinto donde los polos opuestos se atraían, conversaban interminablemente en los pasillos, y sonreían y se saludaban como en una especie de coalición entre la guerras de sexo de antaño. Por otro lado, recordar que el signatario, era el tipo más medroso y pusilánime que se haya conocido. En ese año entendí por primera vez que los besos no estaban prohibidos, o al menos no, si se hacía con prudencia en las esquinas de los salones, detrás del patio central o debajo de las escaleras en el intermedio de las clases. Fueron tres años grandiosos en esos trillados muros azules que resguardaban el portentoso único colegio estatal de Pro.

Ayer tomé “prestado” de la casa de mi pintoresco amigo Juan, el codiciado DVD del viaje de promoción al exclusivísimo Huaraz, y en algo de 3 horas no pude evitar hacer un flash back que continué ya acostado en la cama. Cómo olvidar el primer año de secundaria, cómo olvidar aquellos años, cómo olvidar aquellas personas. Al margen de mi compadre Juan, que a menudo lo veo, todos los compañeros que ahí conocí tienen un lugar reservado convirtiendo ese espacio el único en mi mente en aquellos memorables años de mi mocedad. Ahí estaba Wendy, la chiquita tierna y dulce que se sentaba delante de toda la clase con su sonrisa estallante y su comportamiento palaciego que años más tarde se hizo la entrañable amiga que siempre será. Aunque ahora esté algo más desenfadada y provocativa, propia de los años, yo la sigo viendo como esa chiquilla linda de los primeros años de secundaria.

Recuerdo mis rubores de niño prematuro cuando la veía pasar, cuando escuchaba su voz tranquilizadora decir presente, cuando me invitaba seductoramente a jugar vóley.

En algún lugar de este globo terráqueo debe encontrarse extraviada, quizá mi primer sueño de colegio, la señorita que invadió mis pensamientos y descubrió el hombre cortejador que habitaba escondido en mí. Recuerdo mis rubores de niño prematuro cuando la veía pasar, cuando escuchaba su voz tranquilizadora decir presente, cuando me invitaba seductoramente a jugar vóley. Ahora me río y me avergüenzo de haberme escabullido y evitado de aquellos juegos plásticos que escondían, quizá (Dios quiera), un bosquejo de amor juvenil. Mi escurridizo y aun mal formado amor comenzó a manifestarse a finales del año donde su rostro divino, su mirada dulce y su presencia tocada por la gracia divina comenzaron a abrumarme de sobremanera, sospechando su inexorable partida. En ese momento donde ya todos nos dejaríamos de ver por espacio de unos meses (vacacciones)- y por lo tanto no importaba ventilar algunas dizques vanas atracciones- me di con la terrible sorpresa de que yo no era el único que idolatraba la ubicua belleza de Carmen Rosa. Otros compañeritos compartían el gusto por mi bien amada. Su nombre quedará grabado por los inimaginables rincones de mi cerebro adolescente como el recuerdo más hermoso de primero de secundaria. Ahora me encuentro algo ansioso ya que a pesar que C.R. nunca apareció en el video de promoción, su recuerdo que estuvo almacenado por diez años brotó como un maretazo que desplegó más de cinco líneas para describir su lindura.

Todo ese año fue abismalmente opuesto a las candorosas clases de primaria, con chapes escandalosos de verano, apretones de mano debajo de la carpeta, abrazos bien y malintencionados, bruscos cambios de temperamento en las chicas y el comportamiento seductor que llevamos adentro que salía a flote, sorprendiéndonos a nosotros mismos. Aquellos tiempos donde la virilidad se medía por cuantos más besos en las mejillas dabas, por cuanto más amigas presentabas, por cuantas más bellas señoritas saludabas. Eran tiempos muy críticos para todos, con los cambios físicos y hormonales, que a algunos les afectaba más que a otros, y dónde por ahí se asomaba las bien amadas curvas de las compañeras y su desarrollo integral. Sin embargo, caso remoto y aparte, era el gran atractivo de la profesora Lida Jiménez, profesora de matemáticas, yo creo que sin ella nunca hubiera gustado la matemática, yo creo que sin ella el estudio hubiera pasado a un segundo plano, pero su presencia sobrenatural y escogida la elevaba al grado más grande de belleza y encanto que un alumno puede admirar de su profesora. Había otra profesora poco menos bella que mi Lida, pero nadie como ella que hizo que mis extraños trazos de números pasaran a participar en un concurso de matemática. A ella le agradezco muchas cosas. Donde esté, también, espero que haya dado una magnifica prueba el domingo aunque eso venga en vano cuando de mi profesora Lida Jiménez se trata.

Son diez años los que han pasado y uno se resiste a creer que sea tanto; es la vida de un niño, son dos malsanos gobiernos, es un insufrible tiempo que ya pasó y que no volverá, pero ahí quedan los buenos recuerdos, como los antes descritos. Chiquillo, baboso y tímido; así era yo, aunque después de diez años poco haya sido lo que he cambiado. Quiero terminar con la trillada frase “recordar es volver a vivir” invitándolos a compartir sus huestes adolescentes, y a recordar, como yo, sus amores e idilios de ese entonces. Buena suerte, aunque el tiempo ya esté echado.

[Tras su reciente concierto en Lima, decidí agregar esta canción de la banda post-grunge Collective Soul con la canción emblemática que lleva por nombre “Shine”, muy buena la letra]

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7 comentarios:

A las 14 de marzo de 2008, 11:41 , Blogger DESPUÉS DEL DOLOR ha dicho...

como me voy a olvidar de esa epoca del cole, si yo te la hice recordar! jajaja te quiero arto wilmer eres una personita que jamas olvido, y todos aquellos momentos lindos locos y medio raros que pasamos son algo qeu no se borra, te AMO AMIGO, por que el cariño se torna distinto con amistades como tu, te adoro. un abrazo en la distancia, espero verte `pronto,

wendy .

 
A las 14 de marzo de 2008, 12:03 , Blogger Esteban Ramon ha dicho...

A tu nombre wendycita. Concuerdo contigo a cerca de los momentos locos, lindos y medio raros (supongo que lo dices por Juan). Nunca te olvides que no te olvido, nos vemos pronto. Cuidate y sigue revisando el blog, tu blog (Un poco de demagogia no daña a nadie).

 
A las 16 de marzo de 2008, 20:04 , Anonymous Anónimo ha dicho...

En serio tio, el pasar de primaria a secundaria(y en espacial en un colegio nuevo), es un cambio resaltante,, como q se nos aparecen nuevas sensacion, nuevos estimulos a los cuales por nuestra inexperiencia muchas veces no podemos reacionar a estos, mas q con solo quedarnos quietos,, sin pder decir o hacer algo. al igual q tu me llamo mucho la atencion una pequeña compañera, muy tierna, snesible y fragil ella, q en cualquiera depertaba la sensacion de protegerla. Y de profesora,,, quien no ahy tenido alguna vez aquella senscsacion por una preofesora en particular, como dice aquella cancion cancion CARITO (sinome equivoco) de Carlos Vives. q epocas del cole... uhm , q recuerdos!!!!!!


PD: hermano enserio escribi sobre aquellas extrañas sensaciones q me pasa con ella, pero como sabes ahorita toy un poco cruzadito en eso, y no podre escibir lo q de verdad es,,, mmm,, pero eso si, esto queda pendiendte,,,,,,,,,,,,


Edison:

 
A las 4 de abril de 2008, 14:26 , Blogger Esteban Ramon ha dicho...

RESPUESTA Edison (anónimo):
"Carito me habla en inglés que bonito se le ve" creo reza el coro de la canción. Sí pues, quién no ha quedado hipnotizado ante la súbita mirada de comprensión de tu profesora.
Me hubiera gustado leer eso que no se publicó, porque de escucharlo, a cada rato, kjaja. Entonces queda pendiente cuando escriba algo que te haga recordarla. Suerte, sigue comentando..

 
A las 27 de abril de 2008, 19:40 , Anonymous Anónimo ha dicho...

hay Wilmer termine de leer este pos con un suspiro, casi con lagrimas en mis ojos y por sobre todo tambien me hiciste recordar todos los inolvidables momentos del tiempo de cole - la secundaria 1999 -2003 (El Rosa de Santa Maria, nosotras mas conocidas como las rosinas o las ratas el ultimo apodo no me gusta) para mi fueron de los mejores momentos de mi aun corta existencia, jejeje...y por ahi y me hiciste recordar a una personita muy especial para mi, de la cual no se naaaa ya...su nombre (robin).
sabes, el tiempo de cole lo valoro por muchos motivos y una de ellos se aleja mucho a la funcion basica q tiene q cumplir el cole - de educacion, el motivo es las AMIGAS que hice en el cole , AMIGAS para toda la vida, en las cuales uno puede confiar en todo momento, que a pesar de la distancia , a pesar de que no las vea tan seguido, cada vez en una reunion o en una visita a sus casas. Es como si los lazos de amistad y la confianza nunca se acabarón y pienso que nunca se terminaran ... y es asi... porque para mi ellas son mis mejores amigas, mis patazas, mi uña y mugre todos los apodos cuentan.
nos vemos wilmer, esta publicacion tuya si que fue hecha con sentimiento, saludos, bye. AngELsS

 
A las 30 de abril de 2008, 8:57 , Blogger Esteban Ramon ha dicho...

Respuesta Angeles
Hola Angeles, que bueno que te hayas animado a comentar en esta entrada. Y creo que, al igual que a mi, esos años en el colegio te hizo revivir algunos sentimientos guardados y que se recuerdan con mucho encanto. Cuando tenía algo de 13 años escuché hablar de unas criaturas celestiales que habitaban por el bello y pujante distrito de Independencia; se decía muchas cosas, pero sobretodo se emulaba su elocuente belleza y gracia; las Rosinas las llamaban. Nunca pensé que existiesen, y el cuento me lo tragué como un mito urbano más. Sin embargo, me dices que tú pertencías a ese grupo, que en nuestros tiempos respondían al imaginario juvenil, y que ahora me doy con la sorpresa de su existencia y verdad. Muy linda Angeles, y que bueno que "a tu corta edad" aún recuerdes esos años y esas "personitas" especiales. Saludos y sigue comentando. Wilmer

 
A las 5 de mayo de 2008, 9:00 , Anonymous Anónimo ha dicho...

El cole, las profesoras y al final las compañeras; que momentos aquellos que quisieras que vuelvan, aunque ya no actuarias como lo hiciste en ese momento de forma "estupida" propia de nuestra edad, confusa, llena de cambios. Ya que hablas de profesoras (y suena mas bonito MISS), la recuerdo de forma espcial, como que ella, me hubiera enseñado mas que su curso: el ingles y el arte del onanismo. Ella era de piel canela, labios carnosos, con unas curvas bien definidas, unas piernas largas que uno ya quisiera ser "la media" (pantis) que la cubre hasta llegar a ese punto que todos mis compañeros y yo deseabamos ver y que nunca vimos. Yo deseaba que ella enseñara todos los cursos o que solo deberian enseñar ingles; a diferencia de ti (wilmer) no me enamore del curso, es mas, no prestaba atencion a su clase (por eso hice el ridiculo en los tres primeros ciclos), lo que prestraba atencion es a ella, a sus movimientos, a cada vez que se me hacia realidad mi deseo: que se cayera la mota o la tiza, para que ella la levantara; con ella aprendi a explorar mi cuerpo de manera mas detallada, con su imagen aprendi lo que es el placer en una eyaculacion. Parecera (para todos los conservadores) un comentario de un enfermo, pero que quieres que hagua si en esa epoca el sexo opuesto y en si el sexo era lo que empezabamos a explorar de manera cientifica, ya que en la primaria lo haciamos de manera chambona.
dicen que la masturbacion es buena, y yo tambien sostengo lo mismo. gracias lorena (asi se llamaba mi Miss) por esos momentos tan placenteros que pasabamos tu y yo, claro esta, en que todo fue imaginancion.
viva la masturbacion

 

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