martes, 8 de enero de 2008

Apología a la verdad (Miento…al hueveo)

Largos días me esperan, sentado en mi computador a la espera angustiante de una llamada, de una bendita timbrada al celular en ofrecimiento de una entrevista, una pregunta, un saludo, algo!... de una (sólo pido una) empresa donde trabajar. El año pasado, claro, fue distinto, pues en estos días estaba en un trabajo más o menos estable, cómodo, satisfecho y con ganas de hacer las cosas bien, de empezar el año empleado. Ahora es distinto: no tengo un trabajo, no tengo ofertas que evaluar, la página del BCP está en mantenimiento (como otras), computrabajo más parece una agencia de modelaje (sólo señoritas con buena presencia), y en general el panorama se pinta sombrío, con escasas posibilidades de trabajar y abundantes oportunidades de huevear. Mientras tanto mato el tiempo leyendo uno que otro libro polvoriento, terminando de leer algunos números de la revista etiqueta negra (por ejemplo una crónica del amor heterosexual de dos personas homosexuales, que se titula “Ella era un caballero, él era una dama”), haciendo el esfuerzo más grande del mundo en el gimnasio, desempolvando la guitarra, y, claro, gastando tinta en este blog. Últimamente he tenido problemas para conciliar el sueño (eso lo ha podido constatar Kathy, o Kathicita como gusta que la llamen) y eso, creo saber a qué se debe. Ahí están “los desarreglos de noche”, es decir las salidas noctámbulas, las lecturas novelescas, las cenas y sobrecenas de fiestas, las películas de HBO, de Cinecanal, en fin, todos los desarreglos que signifiquen alterar mi reloj biológico, que hacen que a medianoche no pueda pegar los ojos y descansar finalmente. Debido a esto es que en el siguiente post quiero hablar, haber si me alcanzan argumentos, sobre los, últimamente, anhelados sueños. ¿Pesadillas? Está bien. Los sueños es todo un tema de conversación así que la próxima entrada me parece muy interesante.

A propósito, en lo que va del año (8 días) no he visto ningún comentario, ningún insulto, ninguna réplica, ningún ninguneo, ningún saludo, nada. Debo suponer que uno está en los proyectos de verano, los planes, las chicas, los chicos, y por lo tanto, mi blog pasa desapercibido, ni siquiera por mis amigos más cercanos. Dónde está Edy que me prometió comentar los fines de semana, Kathy, Luchy, Antonio, Palunguito, Carla, Armando, Yisseth, Careli, nadie. Espero con ansias sus voces ecuánimes en algunas de las entradas para poder responder como siempre, entre lo caricaturesco y lo melodramático.

Como verán el objetivo de esta entrada ha sido, y quiero ser sincero, quiero comenzar el año haciendo las cosas de la manera más transparente y sin vellosidades en la lengua (otra vez la digresión). àVolviendo al objetivo de la entrada: quemar tinta. O bueno como se llame a lo que se escribe por escribir sin mayor fin ni justificación. En ese sentido, esta entrada llamémosla “Apología a la verdad (Miento…al hueveo)” por carecer de ese sentido que le dan a los escritos ese aire de solemnidad. Sí, lo admito y me importa un bledo, comino, pepino o chicle que me tilden de mercader de palabras, cagatinta, cotorra de alcoba, tirano de la información y cosas similares. Esa carencia no tiene justificación, bien podría ahora no colgar este post, pero estaría hiendo en contra de lo que ya hice. El texto ya está escrito y colgado, y cuando leen esto (si es que lo leen, o como hace mi estimado Juan, alias Vaquita, sólo lee el título y comenta) no hay posibilidad al veto, sólo a la interpelación. Disculpen, la excesiva carga adolescente que tenga el post, pero así es pues, cuando en estos tres meses de vacaciones, uno se siente como recién salido del colegio, sin mayor plan que el de seguir el inglés, buscar chamba, y…ya saben.

(Y ahora viene el elocuente conector lógico de contraste) “Sin embargo”, no se den por defraudados, no todo está perdido en esta entrada, porque quiero rescatar el poco tiempo que les haya defraudado leer líneas arriba, para esbozar algunas ideas, en este blog, que tengo en mente. ¿Sudor? Así se llamó el primer post del año, y hacía referencias a lo excitante y escurridizo que se vuelen estos tiempos. Oh sí. Hay dos tipos de sudores: uno el inoportuno y jodido, y el otro, el satisfactorio y motivador. Si queremos saber del primero veamos un polo mojado debajo de las axilas o peor aún, viajemos en una combi a las 8 de la mañana, atiborrados como sardinas. ¿El olfato de Anita? El segundo, se trata de los sudores originados por un hecho voluntario que tiene como fin disminuir o moldear nuestra anatomía tonguesca, es decir los sudores del gimnasio, del footing, de la pichanguita, de los aeróbicos y de todo cuanto sea deliberado y deportivo. Producto de estos sudores nace la idea de “las nínfulas y viceversa”, que es una entrada en tercera persona a cerca de los contrastes de la vida: una niña que juega a ser mujer, y una señora que deslinda de la etiqueta de “señora”. Otra idea esbozada, en este post es acerca de mi amiga Laura, y los tiempos en los que viajábamos en la Cocharcas, prehistórica línea que es considerado un vestigio del parque automotor de los 70s. Luego está, una entrevista en exclusiva con la casaca marrón del autor del blog, que hablará desde el más absoluto estado de postración donde se encuentra. Bueno, esto es lo que espera a este espacio, mal llamado A punto de (…), en este mes de enero. Se despide (sin mayor recurso florezco) su amigo, casi sincero, Wilmer.

[Black hole sun - Soundgarden (1994)]

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1 comentarios:

A las 17 de enero de 2008, 9:58 , Anonymous Anónimo ha dicho...

...chapa tu comercio del domingo y ponte a buscar too el lunes y martes. Ten como 20 curriculuns en tu mochila para dejar. Sino haces eso no keda de otra.

 

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